dimecres, 21 de novembre del 2007

Li F'eng





Dicha de la meditación

Lánguidamente, en brazos de la brisa
Llegan los aromas de casia y pino.
El frío esplendor de laguna
Baña el pórtico del templo.
En la falda de la quietud,
Sentado está el ermitaño
Que a mundos lejanos vuela.
Para él, todo sonido es silencio
Y no hay nada más en absoluto…
Sólo un frescor que todo lo penetra.




El elixir sagrado.

El elixir sagrado
es suyo para siempre!
Su mente tranquila
centellea como un espejo escondido
dispersando las figuras fantasmales
del mundo de polvo.
Su cuerpo, liberado de ataduras,
descansa como una nube flotante.


3 comentaris:

Anònim ha dit...

Me han gustado mucho...

Es un mundo delicado e interior.

Un beso.

Anònim ha dit...

Estos chinitos tienen unos conceptos muy curiosos, pero casi siempre delicados e interiores como dices tu.

Más besos

Maite Fruitós ha dit...

Molt bonic, Tarek!

Quins instants més preciosos de descans i pau quan aconseguim serenar la nostra ment, quan deixem que aquest cavall desbocat que sovint ens domina, reposi vora un llac d'aigües tranquil.les

Una abraçada serena